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(Foto C.E.P.)
Chile, 8 de Septiembre de 1973.
El país se encontraba paralizado, sindicatos, profesionales, pequeños empresarios, comerciantes, estudiantes, mujeres, acudían en masa a los llamados del Frente Democrático ( Democracia Cristiana, Partido Nacional y dos facciones Radicales) solicitando poner fin al experimento Marxista.
Bandas armadas asolaban el país, inclusive había miles de extremistas extranjeros dedicados a las labores revolucionarias.
Las reservas de harina, para pan, según reconoció el propio Allende, alcanzaban para sólo 48 horas. Los chilenos vivían parte importante de las jornadas, incluso en las madrugadas, haciendo filas para conseguir algún alimento.
La libertad de prensa estaba amagada por las permanentes clausuras de las radios y medios escritos de comunicación. La papelera luchaba para subsistir y garantizar el abastecimiento de papel a la prensa.
La familia estaba destrozada, la prédica de odios transformó a los chilenos, no en adversarios, sino que en enemigos. Subrepticiamente la Unidad Popular se preparaba para una brutal Guerra Civil.
La Contraloría rechazaba los actos ilegales o los resquicios legales de la administración, mientras el Congreso y la Corte Suprema declaraban ilegal el actuar del Gobierno.
La cosa no daba para más, la población tiraba maíz a los militares condenándoles por no hacer nada y para incentivarles a terminar con la tragedia.
La Constitución era simplemente pisoteada por los “upestosos” , los fallos judiciales quedaban sin cumplir, la administración negaba el concurso de la fuerza pública para su cumplimiento.
Siglas como el CUP, comité de Unidad Popular, las JAP, juntas de Abastecimientos y Precios, la ENU, Escuela Nacional Unificada, eran el signo más evidente del totalitarismo imperante y de la cubanización del sistema.
Desde la Embajada de Cuba, además de otras de tras el Telón de Acero, se manejaba, instruía y armaba a bandas armadas oficialistas, las que no tenían reparo alguno para agredir a indefensas mujeres.
La situación era insostenible, el país estaba social, moral, económica y políticamente destrozados. La mayoría de los chilenos esperaba que pasara algo que terminara con la pesadilla que estábamos viviendo.
3 comentarios:
Desgraciadamente la gente tiene mala memoria, o les baja amnesia por conveniencia, en todo caso, a mi no se me olvida, y lo peor de todo es que los mismos de hace 40 años, estan mandando hoy dia, los Viera Gallo, Aylwin, Lagos, y su mafia. Que hay socialistas renovados los hay tanto como maricones arrepentidos, no conozco ni uno. Gracias a Las Fuerzas Armadas nos sacamos a la basura marxista.
Sergio Correa
La historia no es nuestro fuerte, la memoria tampoco. Dios quiera que no volvamos a tropezar con la misma siniestra piedra.
Buen recordtorio, sobre todo para quienes vivimos los aciagos días de la IUPeste
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