Hace 38 años chile tuvo un quiebre brutal, provocado por la indiscriminada siembra de odiosidades y una absurda promesa de repartir bienes inexistentes, pues para repartir hay que crear.
Democráticamente la Unidad Popular del Doctor Allende llego al poder, con una leve mayoría y el apoyo de la Democracia Cristiana en el Congreso. La DC se sintió segura con el Pacto Constitucional firmado con el socialista.
Poco tiempo después, el mismo Allende se mofaba anunciando que la firma había sido solo una estrategia, pero que el convenio nunca estuvo en mente que se cumpliría, entrevista concedida a Regis Debray,
Lentamente el Gobierno comenzó a deslegitimarse, ya sea por la aplicación de discutibles resquicios legales, el intento de imponer a la fuerza sus sistemas o las simples trasgresiones a la Ley.
La Contraloría, los Partidos, el Congreso advirtieron de lo que venía, sus voces trataron de ser acalladas con un agresivo discurso que les acusaba de fascistas o con descalificaciones monstruosas.
Como era de esperar el pueblo, que presionó a los Militares, se aburrió de este sistema y de un solo “pronunciamiento” les hizo arrancar como ratas, por cierto dejando abandonados a aquellos que decían defender.
Nosotros visualizamos situaciones parecidas, el aire y los ánimos se han “contaminado” por las descalificaciones y las odiosidades. Se ha vuelto al desprestigio o la amenaza al adversario como elemento de lucha.
No queremos otro quiebre constitucional, por eso llamamos a los actores a la cordura y la responsabilidad, porque, de seguir el camino actual, deberemos beber nuevamente el cáliz del dolor y del sufrimiento.
No seamos animales, usemos nuestras cabezas para meditar y analizar que estamos por el mal camino, para así, raciocinio de por medio, podamos poner la marcha atrás en actitudes que no nos llevan a buen puerto.
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